Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), destaca que el océano produce al menos el 50% del oxígeno del planeta, alberga la mayor parte de la biodiversidad de la tierra y es la principal fuente de proteínas para más de mil millones de personas en todo el mundo.
Sin embargo, a pesar de todos sus beneficios, necesita más apoyo que nunca.
Este jueves 08 de junio se conmemora el Día Mundial de los Océanos con el objetivo de recordar a todos su importante papel en la vida cotidiana e informar sobre el impacto de los humanos en el océano.
Los océanos son los pulmones de nuestro planeta, una fuente importante de alimentos y medicinas y una parte fundamental de la biosfera. El océano cubre más del 70% del planeta. Es nuestra fuente de vida y sustento de la humanidad y de todos los demás organismos de la tierra.
La ONU señala que con el 90% de las grandes especies marítimas de peces mermadas y el 50% de los arrecifes de coral destruidos, estamos extrayendo más del océano de lo que se puede reponer.
EL PROBLEMA DE LAS CORRIENTES OCEÁNICAS
Un reciente estudio publicado en la revista Science Advances revela que el efecto de calentamiento de la superficie del mar, provocado por el cambio climático antropogénico, acelera las corrientes oceánicas superiores en el 77% del océano global.
Según National Geographic, estas corrientes, que son movimientos horizontales del océano con rutas concretas, son impulsadas por el viento, por las diferencias de densidad en el agua en función de la temperatura y salinidad de las regiones oceánicas, y por las mareas. Además, efectúan funciones básicas como el transporte de nutrientes necesarios para la supervivencia de muchos organismos, o la eliminación de carbono y el calor de la atmósfera.
¿QUÉ SE ESTÁ HACIENDO PARA PROTEGER LOS OCÉANOS?
Las consecuencias de la alteración de las corrientes, provocada por las elevadas temperaturas del océano, han dejado de ser discretas. En el último tiempo se ha observado que el Ártico podría perder todo su hielo en las próximas décadas debido al aumento de los gases de efecto invernadero inducidos por los humanos. Y este es solo un ejemplo de cómo estamos deteriorando el océano y extrayendo de él más de lo que se puede reponer.
Aunque las medidas llegan cuando los expertos ya advierten de que los daños son irreversibles, las organizaciones gubernamentales están diseñado estrategias que prometen mejorar la salud de los ecosistemas marinos:
El Acuerdo de París: aprobado en 2015, este tratado tiene como objetivo limitar el calentamiento global por debajo de 2º, preferiblemente a 1,5ºC, en comparación con los niveles industriales. Esto se podría conseguir reduciendo las emisiones de gases de efectos invernadero, los cuales provocan el aumento de las temperaturas oceánicas, entre otras consecuencias.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible: propuestos por la ONU, el objetivo 14 se centra en la vida submarina y, concretamente, en la gestión cuidadosa de este recurso mundial esencial. Los ODS están planteados para ser cumplidos en su totalidad en 2030, pero la próxima meta, que está establecida para 2025, es reducir significativamente la contaminación marina de todo tipo, en particular la producida por actividades realizadas en tierra.
Además, recientemente ha habido un avance en la protección de los océanos: tras casi 20 años de negociaciones, el 5 de marzo de 2023 se firmó el Tratado de Alta Mar, un acuerdo para colocar el 30% de los océanos del mundo en áreas protegidas, destinar más dinero a la conservación marina y cubrir el acceso y el uso de los recursos marinos.