Este 11 de abril se conmemora la Batalla de Rivas, que se dio en 1856 en el marco de la Campaña Nacional, conocida hoy en día como la gesta histórica costarricense donde se recuerda el combate bélico entre el ejército nacional y las fuerzas filibusteras comandadas por William Walker.
El objetivo nacional de esta batalla fue expulsar a los filibusteros de Centroamérica.
Además, esta celebración tiene el motivo de festejar la gesta heroica de Juan Santamaría por quemar el Mesón de Guerra. Desde el mesón, a los filibusteros les resultaba muy fácil controlar la situación, dando la señal de alerta con disparos en nuestra contra.
Campaña nacional 1856-1857
La intención de los filibusteros no era quedarse en Nicaragua quedaba claro con el lema de Walker: five or none (“cinco o ninguna”, en referencia a las entonces cinco naciones centroamericanas, dado que Panamá formaba parte de Nueva Granada).
Para ese entonces el presidente de Costa Rica, Juan Mora, dijo “Marchemos a Nicaragua a destruir esa Falange impía que la ha reducido a la más oprobiosa esclavitud. Marchemos a combatir por la libertad de nuestros hermanos. (…) Su causa es nuestra causa”, proclamó Mora al inicio de la guerra.
“No más partidos, no más discordias fratricidas. Paz, justicia y libertad para todos. Guerra sólo a los filibusteros”.
Expresidente de Costa Rica Juan Mora Porras
Según relata el sitio oficial del Ministerio de Educación Pública, la mañana de ese 11 de abril, ocurrió el combate, que se extendió un par de horas y parecía casi perdida la batalla; los soldados costarricenses fueron sorpresivamente atacados, el combate se tornó de manera horrible y desventajosa para los de Costa Rica al lanzarse a pecho abierto, a querer desalojar a los contrarios de la casa que ocupaban: el Mesón.
“El ataque recibido provocó confusión y desorientación de nuestros conciudadanos, pero se inició el contraataque con mucha valentía. El heroísmo y el valor de nuestros oficiales y soldados, fueron motivados por el propio presidente Juan Rafael Mora Porras en persona”, describe el relato.
Esta motivación propició en los patriotas tomar la ofensiva y en solicitud de una persona valiente de arriesgar su vida, incendiar el Mesón para salvar a los compatriotas, exaltó Juan Santamaría, quien realizó el tan trascendental gesto.
Santamaría salió en carrera, con una improvisada tea, la aplicó al alero suroeste del Mesón, herido en el brazo derecho, cumplió el objetivo de quemar el mesón, cayendo en tierra mirando el cielo.
El conflicto no concluyó sino pasada la madrugada del 12 de abril, cuando los filibusteros dan por acabado el combate y huyen de la presencia de las tropas costarricenses que habían sido reforzadas por una columna proveniente de los territorios de La Virgen y San Juan del Sur.
Finalmente, el 1 de mayo de 1857, las tropas centroamericanas asediaron a Walker tras la batalla de Rivas y lograron su rendición.
Walker, sin embargo, no cesó en su empeño de ocupar Centroamérica.
Años más tarde regresaría a la región con la intención de hacerse con el poder en Honduras, donde fue fusilado en 1860.
Costa Rica lideró a sus países vecinos frente a la invasión de los filibusteros estadounidenses
William Walker había logrado hacerse, con el control del gobierno nicaragüense del presidente provisorio Patricio Rivas, el cual, bajo presión de Walker, había firmado un decreto de “colonización” para atraer más filibusteros y colonos estadounidenses a Nicaragua.
Esto significaba para la integridad territorial costarricense, una gran amenaza, por lo que el presidente de Costa Rica, Juan Rafael Mora Porras, -conocido como don Juanito- en 1856, declaró la guerra a William Walker, un aventurero estadounidense que llegó a Nicaragua en 1855 y rápidamente tomó el poder. Walker pretendía extender sus dominios a toda Centroamérica y convertirla en un imperio esclavista.
Contexto a mediados del siglo XIX
Según un reportaje de la BBC publicado en mayo 2019: EE.UU. emergía entonces como potencia mundial y se encontraba en plena fase de expansionismo abierto, sobre todo hacia el resto del continente americano.
Tomaron parte de México, compraron Alaska y empezaron a fijar sus ojos en las colonias españolas con, por ejemplo, las primeras ofertas de compra a Cuba.
“Y Centroamérica era perseguida como parte de esa expansión hacia el sur”, remarca Álvaro Ramírez, miembro de la Academia Morista costarricense que trabaja por rescatar del olvido este episodio histórico y la figura del presidente Mora.
Detrás de ese interés también había razones económicas, especialmente ligadas al comercio internacional que podría ser facilitado en gran parte gracias a la ubicación estratégica de Centroamérica.